Industria digital

América latina y su apuesta por la industria audiovisual digital

La economía creativa es el motor del desarrollo económico y social en América Latina.

La economía creativa es un motor de desarrollo económico y social que cada vez coge más fuerza en América Latina. Según la CEPAL, para el año 2015 se estimó que las industrias culturales y creativas concentraron el 2,2% del PIB de la región de América Latina.

El concepto como tal, fue acotado por primera vez en 2013 por Buitrago y Duque, y aunque no tiene una definición universal, el BID, por ejemplo, la califica como “el grupo de actividades a través de las cuales las ideas se transforman en bienes y servicios culturales y creativos cuyo valor está o podría estar protegido por derechos de propiedad intelectual (DPI)”.

En este sentido la economía creativa abarca tres grandes dimensiones de actividades: las tradicionales y artísticas como la industria cultural, en la que se encuentra la audiovisual,  la industria creativa (software, moda, publicidad…) y las actividades de apoyo creativo (marketing, diseños de productos, …). En otras palabras, es la economía basada en el talento, las ideas y la cultura.

La llegada del COVID y la necesidad de reactivación económica de los países latinoamericanos, impulsaron estos segmentos, que hoy cobran un papel más importante en las matrices de crecimiento y desarrollo económico. De igual manera, hoy, hablar del crecimiento y transformación de esta economía sin el papel de la revolución tecnológica. La innovación y digitalización, en conjunto con la masificación y democratización del internet y los dispositivos móviles, se han vuelto actores protagónicos para el impulso de las industrias creativas, especialmente, las del sector audiovisual. Con la digitalización, los contenidos se mueven de manera más libre, a costos más bajos y de manera individualizada. Ya no es necesario comprar todo un álbum para escuchar una canción, ni alquilar una sola película para ver cuando se tienen cientos a disposición para escoger. La industria del cine, la música y la televisión se han reinventado para coexistir e involucrarse con las nuevas plataformas digitales de streaming como Spotify, YouTube, Netflix, HBO y Amazon Prime, que iniciaron como simples intermediarias de contenidos para terminar también como casas productoras.

De acuerdo con un informe de Statista, a cierre de 2022, eran 16 las grandes plataformas dueñas del mercado mundial. En América Latina, Netflix mantiene un dominio significativo en todos los países de la región, a excepción de Brasil, donde Globoplay, una plataforma originaria del país, ocupa el primer lugar.

Los incentivos tributarios mezclados con el alcance de dichas plataformas las han llevado a crear estrategias de amplificación de su oferta aprovechando el potencial creativo de los países, realizando producciones locales, de manera independiente o en alianza con las productoras locales. El contenido original se ha convertido entonces en el principal elemento de diferenciación de las plataformas, como una estrategia de expansión y satisfacción para sus suscriptores.

En efecto, el desarrollo de la industria creativa audiovisual no ha sido uniforme en la región y varía de un país a otro. Ciertos países han hecho esfuerzos para facilitar reglamentaciones e incentivos que generen ecosistemas creativos culturales y de innovación, como fue el caso de Colombia.

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